sábado, 24 de noviembre de 2007

Botswana y Zimbabwe: la relación entre libertad y prosperidad



Zimbabwe y Botswana son países vecinos. Los dos disponían en 1980 de la misma renta per capita. Sin embargo hoy Botswana es casi seis veces más rica que Zimbabwe y, lo que es más importante, resulta previsible que los habitantes de Botswana sigan siendo los que lideren la creación de riqueza en el futuro.
Este tremendo contraste debería haber llevado a los economistas a realizar algún tipo de juicio crítico en la medida en que sólo es un problema económico. Ningún argumento social o racional puede explicar esta enorme divergencia.

En la primera parte del artículo hemos desarrollado de forma concisa el marco teórico que nos permite explicar los requisitos subyacentes para crear riqueza. Hemos visto que la división del trabajo conduce a la especialización y el comercio entre los individuos, lo que a su vez da lugar a la acumulación de capital y el incremento de la riqueza.

Pero la división del trabajo depende de la libertad contractual; el comercio de la libertad de intercambio; y la acumulación de capital de la libertad financiera. En otras palabras, la base para que el proceso descrito se ponga en marcha es la libertad y la propiedad privada.

En la medida en que el intervencionismo en sus diversas formas (expropiaciones, impuestos, inflación o regulaciones) ataque la libertad y la propiedad privada, se perturbará la división del trabajo, el comercio y la acumulación de capital.

Botswana es un país mucho más respetuoso que Zimbabwe con la propiedad privada. Sólo hemos de fijarnos comparar sus posiciones frente a las expropiaciones, la inflación, los impuestos o los mercados financieros.
El Índice de Libertad Económica trata de resumir en un solo número la libertad existente en un país y en este resultado los resultados son categóricos: en 2007 Botswana ha obtenido 68,4 puntos sobre 100 y Zimbabwe 35,8. Pero si en lugar de quedarnos con el dato concreto analizamos una por una las distintas libertad, el contraste es aun más escandaloso.

La teoría y los datos son suficientemente claros como para llegar a conclusiones sólidas entre prosperidad y libertad. Por desgracia, esta no es una cuestión puramente académica, sino que afecta a la vida, el bienestar y la libertad de millones de personas. Pasar por alto toda esta evidencia sería muy irresponsable, tal y como muestra la historia de Botswana y Zimbabwe.

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