
Según su última clasificación, presentada en Londres, España ocupa la decimoquinta posición en el citado índice debido al pequeño porcentaje que destina a los países pobres, en relación con el tamaño de su economía, y por su limitados esfuerzos en materia medioambiental desde la perspectiva de los países pobres. Entre los puntos débiles de España, el informe señala los elevados aranceles que aplica a los productos agrícolas de los países pobres.
España logra, por el contrario, una buena puntuación en el componente de política de inmigración, donde ocupa la tercera posición del ránking, gracias al incremento en el número de inmigrantes no cualificados procedentes de países en vías de desarrollo.
Por el contrario, hace notar que el país ibérico podría acoger a un mayor número de refugiados en las situaciones de crisis humanitarias. Como dato positivo se señala el hecho de que España otorgue las mismas oportunidades de enseñanza a los estudiantes extranjeros que a los nacionales. En el apartado referente a la tecnología, la gestión española obtiene buenas puntuaciones gracias a las políticas gubernamentales que apoyan la innovación en esta materia dentro del país y a la difusión de los avances tecnológicos en el extranjero. En cuanto al medio ambiente, su talón de Aquiles, España aparece en penúltima posición por los pocos esfuerzos que ha hecho, según los autores del informe, para reducir la tasa de emisiones de gases de efecto invernadero durante los años 1995 y 2005. Otros factores que colocan a España en ese lugar son el elevado número de importaciones de especies en vías de extinción y los altos subsidios pesqueros.
Frente a la posición poco favorable de España, destaca la de otro país europeo, Holanda, que encabeza el índice general al ofrecer ayuda generosa y de alta calidad, promover las inversiones productivas en los países pobres y contribuir más que otros a la lucha contra el calentamiento del planeta. Siguen de cerca a Holanda cuatro países escandinavos- Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia-, que son también fuertes donantes, contribuyen a las misiones internacionales de paz y a la ayuda humanitaria, aunque en el caso de Noruega y Dinamarca sus barreras a las importaciones agrícolas de los pobres son muy altas y Finlandia tiene fuerte barreras a la inmigración. El último lugar en la clasificación general corresponde a Japón, segunda economía mundial, por sus elevadas barreras arancelarias a las importaciones, su exigua ayuda al desarrollo y su escasa contribución a la defensa medioambiental desde el punto de vista de los países pobres.
Fuente: EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario